Como jefe de la diplomacia, sería él quien daría instrucciones al propio Simón Bolívar, en la primera misión diplomática de Venezuela. Como es sabido, la misión encabezada por Bolívar se dirigió a Gran Bretaña en búsqueda de apoyo para el proceso de enmacipación. Desde Caracas, el canciller Roscio, inicio un gigantesco cruce de cartas con personalidades del extranjero, igualmente con artículos en la prensa, discursos en el Congreso Constituyente de Venezuela. También participaría como redactor de la Constitución de 1811, la primera de Venezuela, y como suplente del Primer Triunvirato Presidencial del País.
La presencia de Roscio, doctor en Derecho Canónico, sería fundamental, en la formación de los patriotas venezolanos, muchos de ellos reacios a pelear contra la Corona Española, en la creencia de que atacar al Rey era atacar a Dios y viceversa. Roscio demostró que el sistema republicano no se contradecía con la religión. Estas ideas rosciana quedaron plasmadas en unos de los libros más consultados para la época, en todo el mundo: Triunfo de la Libertad sobre el despotismo, el cual escribió en 1817 durante su exilio en los Estados Unidos.
Aún pérdida la primera República, Roscio continúo su actividad diplomática fuera de su país. Fue uno de los civiles venezolanos mejor formados e ilustrados del período de la independencia, apenas pudo regreso a Venezuela y se unió a Simón Bolívar. Su preparación lo llevó a ocupar cargos como redactor del Correo del Orinoco, Ministro de Hacienda, Presidente del Congreso de Angostura, del cual surgiría la Gran Colombia, Vicepresidente del Departamento de Venezuela y Vicepresidente de Colombia la Grande. Lamentablemente, murió prematuramente en 1819, en la Ciudad de Cúcuta. Sus enseñanzas diplomáticas, serían recogidas por otro gran venezolano, el aragüeño José Rafael Revenga, el Primer Canciller de Colombia la Grande, del cual conversaremos en una futura oportunidad.



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